viernes, 4 de abril de 2008

LA CALLE DE DOÑA POMPOSA

Comentan los ciudadanos de la Villa de Mineral de Bustamante, Tamaulipas, que por los años de los cincuentas había una calle en la parte poniente de Bustamante, que era la orillera y todo mundo las conocía como la calle de “Doña Pomposa”. Doña Pomposa Pineda de Alvarado, se dedicaba a curar a la gente y hacerla de comadrona, le competían otras personas como “Doña Rodriga, quien vivía por la calle Ocampo y que dice mi madre Ma. Ninfa Zúñiga Ríos, que fue la que me recibió cuando llegué a este mundo bendito por Dios. Es muy probable que existieran otras recibe cigüeñas de mas alcurnia, pero las que atendían al pueblo no cabía duda que seguían siendo doña Pomposa y doña Rodriga.
En esta ocasión hablaré de doña Pomposa Pierda porque estoy seguro que más de 20 la recordamos por muchas razones, bueno hay quien dice que hasta tratos tenía con otras esferas de lo desconocido, pero lo que sí es cierto porque varios lo comentan que Bustamante tenía en ella una buena curandera. De tal manera que su domicilio siempre fue un punto de referencia cuando decían o preguntaban: ¿Dónde andabas? Respondían sin pensarlo mucho,... Allá, por anca doña Pomposa. ¡ Y que andabas haciendo tan lejos, estás enfermo o tienes compromisos mayores! No, me andaba paseando, pero si está muy lejos y allí está un arroyo muy feo, no te da miedo que te vayan a asustar como a don Felipe Rangel.
Don Felipe Rangel, se las gastaba como buen curandero y adivinador y se jactaba en decirle al que lo consultaba, después de girar las tijeras abierta para todos los puntos cardinales; “mira el toro colorado, la mula, el caballo, vaca, becerro o lo que fuera, está en tal mogote o no te apures que mañana viene solo a tu casa para que le des sal y si no viene no me pagas la rifa y muchos regresaron a pagarle con mucho gusto. Pero resulta que con toda su sabiduría, no escapó a la fuerza de doña Pomposa quien lo curó un día y lo tenía muy mansito frente al modesto altar de valiente comadrona.

Regresemos al punto principal, “la calle de Doña Pomposa”. Pues bien, esa calle estaba muy olvidada, entre arroyos, piedras, tuyidores, patoles, zapotillos* y uno que otro mezquite, fue hasta los años de 1970 a 1985 cuando empezó a cambiar un poco, esto lo digo porque en esos años yo visitaba mucho a mis grandes amigos de estudios: Cipriano Hernández Rico y Silvestre Silva Hernández, hoy grandes profesionistas y respetados en el ramo educativo, uno en Veracruz y otro en Hidalgo, (estados), de la misma manera que muchos otros compañeros. Con el paso del tiempo me di cuenta que la calle se llamaba “Niño Artillero”, en honor al adolescente valiente que prendió la mecha a un cañón en tiempos de guerra.
No obstante de tener nombre la calle, la gente le seguí diciendo la calle de doña Pomposa aún después de muerta, porque llegó a ser un personaje del pueblo y en estos momentos si le preguntan a la gente mayor de 50 años por doña Pomposa seguramente les dará razón y muchos desconocemos la nomenclatura de nuestras calles, no por que tengamos amnesia, sino por falta de que nos enseñen y recorramos cada una de ellas para conocer su nombre.
El nombre de “Niño Artillero” seguramente fue impuesto hacen muchos años, pero pocos lo saben. Esta calle inicia de Sur a Norte en la calle Hidalgo y seguramente si la prolongan en buenas condiciones terminará en el arroyo público que viene desde el puerto de la Joya de Herrera, mismo que termina en los potreros del predio común. Bueno como decía don Ángel Becerra, (Q.E.P.D.) llega hasta el tebozal.*
Con el tiempo la calle agarró fuerza, porque las personas del barrio empezaron a jugar Vol. Biol., En una canchita improvisada que habían limpiado ellos mismo después de andar como el pantalón de” tío tomas”, por aquí y por acá, con postes de garrocha o de pino y una reata como red, pero llegaron tiempos mejores y les dieron las autoridades su red, pelota y después hasta la cancha de cemento les hicieron, es claro que se cooperaron con fatigas en los inicios y echarle como siempre en la raya unos cuantos pesos de apuesta para las cocas y rara ves fue de “alpornis”. ( de a mentiritas o gratis. Las personas la conocíamos como la “Plaza del patolar”, en referencia a los patoles que había en el barrio, pero una de las administraciones municipales le hicieron arreglos y le empezaron a llamar “Niño Artillero”, por la calle que ahí pasa, pero nunca lo llevaron a un acuerdo de cabildo, en un tiempo me dediqué a buscar el acta, pero no la encontré, porque sencillamente no se acordó poner el nombre oficialmente. Esta plaza se ubica actualmente entre las calles: Nuevo Amanecer de Sur a Norte y Niño Artillero en la misma dirección y de sol sale al poniente, entre las calles: Negrete, que termina precisamente en el solar donde vivía doña Pomposa, hoy propiedad de uno de sus hijos, y de seguir la calle Josefa Ortiz de Domínguez, aunque se muestra trunca y quedando al norte el arroyo publico.



Según comentarios del actual Secretario del R. Ayuntamiento, Prof. Felipe Reyes Zúñiga, quien comentó vía telefónica que el C. Presidente Municipal, Prof. José Antero Medina Cruz, tenía la propuesta de imponerle el nombre oficial mediante acta de cabildo a iniciativa de los regidores y que se dictaminaría en el Ej. Magdaleno Aguilar, el día 3 de abril del año en curso, hasta donde se constituyó e hizo sesión el Honorable Cabildo en pleno. Asegurando que el nombre propuesto es: “PROFESOR JOEL RODRÍGUEZ NAVA”, en honor al distinguido maestro bustamantense que fue un luchador social al servicio de su pueblo y que siempre convivió con los jugadores de ese lugar a tal grado que marchó de este mundo jugando con la gente y amigos que siempre frecuentó.
La opinión de un servidor es clara y contundente, es el mejor homenaje que se le puede hacer a un profesor que a pesar de estar trabajando en Cd. Reynosa, viajaba cada ocho días a Bustamante, para convivir con su familia y la gente que frecuentaba. Estoy seguro que no se equivocan y ya es tiempo que se le ponga nombre y apellido a los espacios que no lo tengan, tal y como lo manifesté hace un corto tiempo en esta columna, de poner el nombre a esa plaza publica.

Res non verba
Por este conducto, acompaño en sus cuidados a mi amigo Ramiro Nava Aguilar y a toda su familia, por el sentido fallecimiento de su ser querido C. Vicente Nava Covarrubias. Q.E.P.D.

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