viernes, 14 de marzo de 2008

VISITA DESESPERADA

Rousseau decía respecto a la muerte: “La necesidad de morir proporciona al hombre sabio una razón para soportar las penas de la vida”. Cuanta razón tenía éste hombre intelectual de su tiempo y dejó para la humanidad su sabiduría. Nosotros como humanos que somos debemos estar preparados para ese momento que nos llegue la “visita desesperada”. Dijo visita desesperada porque nadie la esperamos de una forma tranquila y cuando llega nos desesperamos de muchas maneras y más aún cuando es repentina, violenta, inaceptable, sin embargo cuando llega por razones de misión cumplida en esta tierra nuestra debemos aceptarla como tal, tanto el que la recibe como los familiares que nos quedamos para seguir luchando y darle sentido a la misma.
Hacen unos días murieron en la capital del estado dos personas bustamantenses que el destino los unió por diversas formas y marcharon uno tras otro. El Sr. Félix González Alvarado y la Sra. Ma. del Refugio Walle Verber. Ambos consuegros.
Don Félix un hombre que luchó mucho en la vida por vivir bien, siempre vestido correctamente, vivaracho, de buenos gustos por la música y eterno admirador de la belleza femenina, comerciante de empuje y de compromisos varios, con la palabra muy cerca capaz de convencer hasta el más picudo, eso lo hizo siempre fuerte, con frecuencia lo recuerdo cómo empezó a formar su tienda muy cerca de mi casa la cual tituló con el nombre de “LA BATALLA”, en esa tienda crecieron los primeros hijos. De sus desaciertos mejor los dejamos para quienes puedan comentarlos y lo hagan a su manera, pero lo que si puedo decir: siempre luchó por mejorar su calidad de vida. En la segunda familia que formó con la señora Ma. Luisa Díaz Serna, pudo sacar adelante también a sus tres hijos y dejarles el ejemplo a todos de sacrificarse de mil maneras para ser mejor todos los días sin importar el tipo de obstáculo, siempre y cuando sean sanos.
Tuve la oportunidad de asistir a su velación y ahí saludé al Ing. Arturo Díaz Serna, quien viajó desde Puerto Peñasco, Sonora, para despedir a su cuñado, al Sr. Arturo Alvarado Martínez, familiares directos e indirectos y escuchar las alabanzas tradicionales que están en extinción, don Félix, tiene la primer familia radicada casi en su totalidad en Nuevo Laredo donde el dinero no les falta, pero tampoco les sobra y un hijo en Bustamante. Me uno a su dolor, por muchas razones de amistad y vecindad.
“Doña Cuca”, como todo mundo la conocía, procedía de una familia muy grande que en su tiempo fueron quienes revolucionaron al pueblo, pues la raíz familiar vivía en el centro del pueblo dueños de grandes manzanas y por supuesto buena posición económica, casó con Don Artemio Hernández Romo, un veterano revolucionario de la segunda parte del movimiento social mexicano. De séte matrimonio nacieron: J. Trinidad mi gran amigo de infancia, Sabás, Ma. Dolores, Ma. Del Refugio y Leovardo, ellos radicados en Cd. Victoria, Nuevo Laredo y Bustamante.
Doña Cuca, fue una persona muy atenta y educada, que no le hacía daño a nadie, con algunos golpes que le dio la vida pero al fin y alcabo vida, madre abnegada y siempre apegada a sus hijos Samuel y Leovardo y como decía en sus platicas a todos los quiero igual, pues son mis hijos, pero estos están conmigo, y así murió con ellos, con una muerte envidiable, sin hacer ruido pues se durmió el día 8 de marzo por la noche y dormida se fue con Dios, cumpliéndose el adagio que dice: “Quien bien vive, bien acaba”.
El día 9 llegó a Villa Mineral de Bustamante, entre 5 y 6 de la tarde en una carroza blanca , se estacionó muy cerca de la plaza principal lado norte, Don Rmán Reyna Walle, su sobrino dio el rumbo, un servidor dialogó con el chofer y don Felipe Reyna Escobar exclamó: ¡Ahora si como dijo la canción, sigan la carroza!. Fue así como llegó hasta el domicilio de su hijo Sabás Hernández Walle, (Allende, entre Zaragoza y Morelos) donde la esperaban amistades de la familia. Don Arturo Alvarado Martínez, Nicanor Correa Navejar, Don Heliodoro Bernal Pérez, Juan Páez Rodríguez, Francisco Hernández Jerónimo, Feliciano Castillo y otras personas que de momento escapan de mi memoria. Su sobrina Ma. Minerva Torres Walle fue la primera en llegar, después don Román Reyna Walle y así susecibamente fueron llegando los dolientes, amistades y amigos de diferentes lugares cercanos y lejanos.
Otro día después de la 13:00 horas, salió por la calle Allende, dio vuelta en la Francisco I Madero, dobló en la Juárez y llegó a la Iglesia Evangélica a donde siempre asistió, ahí en la casa de su hermano Luís Walle Verber y su cuñada doña Felicitas Reyna Castro, su hermano Luís hacen varios años se marchó en la misma dirección y mas tarde se hizo llegar hasta el panteón municipal, saliendo otra vez por Juárez, girando a la izquierda en la Morelos, cruzando por las calles: Hidalgo, Allende, Negrete, Josefa Ortiz de Domínguez,`y arroyo público ( camino de cientos de bustamantenses) y llegar a donde un día antes había pernotado su consuegro, el Sr. Félix González Alvarado, quién perdió la Batalla en esta vida, pero que seguramente la seguirá en otros lugares. Sí ahí donde los grandes amigos y enemigos se vuelven polvo y se terminan todas las diferencias sociales, donde todas las personas pasan a ser buenas, donde se pasa a un segundo plano y se vuelve el hombre transparente e invisible, donde las flores, las palabras y los mejores deseos se agrupan para hacerlos llegar más cerca de la fe Divina.
Res non verba.

P. D. Me uno al dolor de estas dos familias y espero que muy pronto encuentren la resignación y el bienestar del alma.
A todos los vacacionistas, les deseo un feliz retorno y cuídense mucho.

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