A FUEGO LENTO III
Por: J. León Rodríguez Zúñiga
Cronista de Mineral de Bustamante, Tamaulipas, México.
LOS FESTEJOS REVOLUCIONARIOS
En estos momentos en todos los rincones del México moderno se festejan los doscientos años de la Independencia de México y los Cien años de la Revolución Mexicana. Los actos son masivos, de autoridades contadas, de instituciones completas por atención cívica y en forma muy humilde de quines sintieron de cerca la muerte de sus familiares que participaron en el el último acontecimiento revolucionario de la patria que adoramos y anhelamos sea más justa con el verdadero pueblo.
Es cuestionable que los ejidos de nuestra nación, no se escuchen en los medios de información, donde se esté festejando con todas las de la ley la Revolución Mexicana que inicio Emiliano Zapata Salazar y Alberto Carrera Torres, el primero a nivel nacional y el segundo en Tamaulipas con esfuerzo nacionalista.
Tal vez las grandes cabalgatas que se realizan en diferentes lugares de la geografía Nacional, justifiquen los intentos de lucha social de los revolucionarios que tomaron las armas para defender la tierra, entre ellos no podemos dejar de lado a Francisco Villa, cuyo nombre verdadero era Doroteo Arango. Aunque las cabalgatas se implementaron para rescatar la tradición de la charrerìa del México de ayer y fortalecer los lazos de amistad entre los hombres, caballos y pueblos.
Pues verá usted respetable lector, de esta manera se trasladaban los ejércitos revolucionarios de todos los tiempos a diferentes lugares, unos con varias jornadas de cabalgata, llevando armas, cañones, y todo tipo de municiones del momento. En la Revolución o tiempos modernos, los ferrocarriles trasladaban los caballos y los jinetes, mientras que en tiempos anteriores los barcos se encargaban de trasladar caballo y hombre, nadamàs cheque la historia de Hernán Cortes.
Pero regresemos al verdadero sentir de los que lucharon por vivir mejor hacen cien años, cuando tallar era un martirio por el simple hecho de que la fibra tenia que entregarse en la tienda de raya y todavía seguían debiendo a la tienda, o aquel pastor que cuidaba grandes ganados sin poder disfrutar nada, pues al perderse un cabrio tenían que pagarlo con trabajo, aquel vaquero que arreaba grandes ganados vacunos o caballares, pero que vivía en la pobreza absoluta, con vestido cuestionable, quizás los que vivían mejor en el medio rural eran los rancheros que sobrevivirán en los predios menos productivos, pero que ellos los hacían valer.
Mientras que en las ciudades los intereses eran diferentes, la lucha por la vida se daba entre los obreros, los que vivían en las pobres prefieres de la gran ciudad o pequeña, ahí donde los grandes capitales nacionales y extranjeros, querían más producción en sus empresas. Bueno la vida nacional se había estancado en dos clases muy marcadas. Los pobres en gran número y en un reducido grupo de ricos.
En estos tiempos los hombres y mujeres de la comunidad rural, tienen tierra, pero que ya mejor la venden para cambiar de rumbo, los creadores de chivas, vacas, caballos, asnos, mulas y otros, cada día son menos aunque con la ventaja de ser dueños y libres de ganancias, mientras que otros buscan mejores horizontes para progresar en todos los aspectos.
El problema se agrava cuando a cien años, todavía la inseguridad, busca introducirse en todos los grupos sociales del México actual. Pero es importante hacer notar que la verdadera Revolución Mexicana, es cuando se buscan mejores propuestas de bienestar social para los pueblos y claro que en períodos de cien años suceden muchas cosas impredecibles para el ser vivo sobre la tierra nuestra.
Res non verba.
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